Jürgen Gelsdorf ha sido, durante 25 años, coautor del currículum deportivo del Bayer 04, primero como profesional, luego como entrenador y finalmente como coordinador del equipo juvenil en Kurtekotten, dónde dejó hace dos años el cargo que ha tenido durante 10 años.
Han pasado casi 43 años desde que Jürgen Gelsdorf entró en contacto con el fútbol del Bayer04. En aquel entonces, el BayArena ni siquiera existió sobre papel y el Bayer 04 acababa de pasar por el momento más bajos de su historia. Durante dos años, el Werkself se enfrentó, casi sin público, en la liga amateur contra oponentes como Westwacht Aachen o Frechen 20, hasta que en 1975 lograron, junto con Union Solingen y Arminia Hannover, el ascenso a la 2. Bundesliga.
Jürgen Gelsdorf, nacido en 1953 en Duisburgo, jugó en los juveniles del MSV Duisburgo. Ronnie Worm, que más tarde resulto ser el cañón zurdo, fue uno de sus amigos y compañeros en el equipo. El pequeño Gelsdorf era un jugador delicado, bastante frágil, “un diez y un regateador” que hizo sus goles, según dice con una sonrisa. Cuando tenía 17 años, después de un primer y caótico año en la sub-19, había perdido todo el interés por el fútbol y quería dejarlo. Entonces llegó Willibert Kremer, que le devolvería las ganas de jugar y cruzaría su camino seis años después. “Organizó un partido de amistoso entre nuestro equipo de la sub-19 y los profesionales de MSV Duisburgo, esa fue la mejor experiencia para mí”, dice Gelsdorf, que tras ese partido volvió a tener ganas de jugar a fútbol y volvió al entrenamiento con los profesionales de Rudi Faßnacht, como Bella, Pirsig, Heidemann, Dietz y Linßen.
El joven Jürgen Gelsdorf completó su formación de comercial industrial y desempeñó la función de comercial en Thyssen Krupp. Probó suerte en el fútbol, cuando en 1972 jugó, durante cuatro años, en la 2. Bundesliga con el Arminia Bielefeld, donde jugó de defensa central y de líbero. Mientras tanto, durante la primavera de 1976, un tal Willibert Kremer de Duisburgo, había reemplazado al sucesor de Manfed Rummel, Radoslav Momirski, como entrenador del Bayer 04. Bajo el mando de Kremer, el Bayer 04 estuvo a punto de lograr la permanencia, y durante el verano, el entrenador llamó hacia su equipo a su antiguo jugador del Duisburgo. La decisión para Gelsdorf fue fácil, ya que, por un lado tendría un trabajo permanente en el Bayer, y por otro lado, jugaría en la 2. Bundesliga.
Para el, en aquel entonces, joven de 23 años, el cambio de Bielefeld a Leverkusen supuso un choque cultural en lo que refiere el fútbol. Futbolísticamente hablando, el Arminia Bielefeld no era un equipo grande, pero el ambiente en la montaña era siempre de primera clase. Pero jugar en un campo vació se acabó para Gelsdorf. El Ulrich-Haberland-Stadion tuvo una media de 3.000 a 4.000 asistentes durante los primeros años en la 2. Bundesliga. “Claro que no era lo mismo para mí. Antes conocía a todos los que estaban las gradas. Me tuve que familiarizar con todo, pero para mí siempre ha sido decisorio, que con el equipo todo iba sobre ruedas”, dice Gelsdorf, que rápidamente tuvo un apodo en el Bayer 04, “Gelle”.
Tres o cuatro veces por semana se iba a trabajar por la mañana. Por la tarde tocaba entrenar y los fine de semana había partido. Gelsdorf estaba satisfecho con su doble vida. “Nunca fue mi meta convertirme en jugador de la Bundesliga. Pero a veces las cosas pasan sin esperarlas”, dice Gelsdorf. Las cosas se pusieron en marcha, y con velocidad: al final de una gran temporada, que comenzó con una victoria de 3-1 ante los favoritos del Fortuna Köln, el Bayer 04 consiguió, con Jürgen Gelsdorf como jefe de la defensa, el sorprendente ascenso a la Bundesliga, prematuramente el 13 de mayo de 1979 frente a 15.000 seguidores en el Haberland Stadium con un 3- 3 contra el Uerdingen.
Gelsdorf, fue junto con Dieter Herzog, el jefe del conjunto armónico con la cruz en el pecho. Jugó todos los 38 partidos y anotó ocho goles, lo que supone un buen resultado para un defensa. Gelsdorf también es el último goleador del Bayer 04 en la segunda división que aparece en las estadísticas. Anotó el 0-1 el 9 de junio de 1979 en el partido contra el Westfalia Herne. “Ciertamente no teníamos los mejores jugadores en aquel momento, pero sí un espíritu increíble en el equipo. Todos se dejaban la piel por sus compañeros”. “Eso puede sonar un poco deslumbrante, pero todavía no eran los tiempos de los ególatras y los individualistas que son comunes en el fútbol profesional de la actualidad.” En el legendario Werkself que logró el ascenso, los jugadores tuvieron una gran amistad entre ellos. Por cierto, las pandillas de ya más de 40 años aún existen: Peter Hermann y Norbert Ziegler todavía pertenecen a los amigos más cercanos de Gelsdorf. Los mejores amigos para siempre, que incluso hicieron una ruta en bicicleta hasta Norderney. Que ahora la bicicleta sea eléctrica no importa, lo importante es disfrutar con los amigos.
El Bayer 04 se había convertido en un equipo de primera, y para Gelsdorf ya no había tiempo para continuar con su doble vida. El trabajo en la fábrica ya no era requerido por los profesionales, sino el trabajo en el campo. Al ser novatos en primera división, los jugadores del Bayer 04 tuvieron que luchar mucho para hacerse un nombre, lo cual iba acorde con el duro juego Gelsdorf. Es cierto que le gustaba jugar la bola por el campo, pero cuando se trató de duelos con otros jugadores, no perdonaba e iba a por todas. El joven jugador de la zona industrial del Ruhr iba sin miedo: ¡mangas arriba y al ataque!
“En un choque, antes que yo hubiera quitado el pie, se hubiese roto el balón. Creo que jugar contra mí se ha visto, en muchas ocasiones, relacionado con dolor. Pero nunca jugué sucio, no era uno de eso que pisa a otro voluntariamente”. Duro, pero justo, así era él. Y le encantaron especialmente los duelos duros en su clase de peso, cuando los delanteros contrarios convertían el área en una zona insegura y tenían nombres como Hrubesch, Hoeneß o Schatzschneider. Solo hubo uno que no gustó a Gelsdorf como rival: Rudi Völler. “Siempre quise involucrar a los oponentes en el campo en mi zona de combate, pero no pude contra el Völler. Rudi era tan inteligente y ágil en los movimientos y en los duelos, que nunca lo pude frenar”.
Cuando de repente entró más fuerte de lo normal contra un rival, Gelsdorf sufrió uno de los peores momentos de su vida. Al inicio de la segunda vuelta de la Bundesliga, en agosto de 1980, se enfrentó en el partido contra el Frankfurt, al coreano Bum-kun Cha. El coreano cayó de espaldas y se lo tuvieron que llevar en camilla del campo. Tras esa acción de Gelsdorf empezó una caza de brujas contra él. En los medios dijeron que Cha se había lastimado tanto que, no estaba claro si volvería a jugar al fútbol. El entrenador del Frankfurt, Lothar Buchmann, dijo ante la prensa que vio, en la espalda de su jugador, la marca de los tacos de Gelsdorf. “¡De repente, me convertí en el brutal pisador, que había pateado sin piedad la espina dorsal de Bum-kun Cha!”
Gelsdorf estuvo durante las siguientes semanas en permanente estado de alerta. Influenciados por las noticias sensacionalistas que les llegaban, algunos aficionados del Frankfurt enviaron amenazas de muerte a Leverkusen. En una de las cartas de amenaza decía: “En media hora mataremos a Gelsdorf” y firmaba “el comando de la muerte Bum-kun Cha”. Incluso padres preocupados de Frankfurt llamaban a la policía de Leverkusen, porque sus hijos habían ido a Leverkusen para “resolver un asunto”.
Las siguientes cuatro semanas Gelsdorf estaba bajo protección policial.Había un patrullero estacionado frente a su casa, que recogía al jugador del Bayer 04 y lo llevaba al entrenamiento. “Debido a que vivía en Odenthal, la policía de Bergisch Gladbach me llevaba a la frontera del distrito, donde me subía a un coche de la policía de Leverkusen. Cuando llegaba al entrenamiento, ya había una patrulla allí, vigilando en las bandas. Era un escenario completamente absurdo”. Durante los próximos días, el miedo acompañó a Gelsdorf a cualquier lugar, hasta que los medios fueron olvidando el tema gradualmente y Bum-kun Cha, que posteriormente se convertiría en su compañero de equipo y amigo, volviera a estar en forma. Pero, tardó un tiempo en volver la normalidad en la vida de Gelsdorf.
Cuando Jürgen Gelsdorf terminó su carrera profesional en el Bayer 04, en junio de 1986, después de diez años y un total de 296 partidos de liga disputados, el Werkself acababa de clasificarse por primera vez para una competición europea. “Gelle”, que en su última temporada solo fue suplente, se sacó ese año, junto con Helmut Jungheim, la licencia de entrenador de fútbol y se hizo cargo de la sub-19 del Leverkusen. El entrenador novato disfrutó mucho de su nuevo trabajo y pronto se convertiría en el segundo entrenador del primer equipo, al lado de Gerd Kentschke y Rinus Michels. Cuando el retorcido holandés, que acababa de convertirse campeón de Europa con la selección de Holanda en Alemania, fracasó con el Bayer 04 en la temporada de después del triunfo de la Copa de la UEFA, fue despedido en abril y Gelsdorf se convirtió en el primer entrenador del club. “Solo quería hacerlo durante unas semanas, mi equipo era el de la sub-19, y era donde quería quedarme”. Una vez más, las cosas le llegaron sin buscarlas.
Jürgen Gelsdorf ya era al cien por cien de Leverkusen. Tras su marcha de Bielefeld, se había acomodado, junto a su mujer Gaby, rápidamente a su nuevo hogar. Incluso, tras el ascenso en la Bundesliga en 1979, publicó una pequeña revista en la que demostró su cariño hacia el nuevo hogar. Se llamaba “Tribüne” (tribuna en español) y era una revista gratuita, de unas 16 hojas con un formato Din-A4, que había escrito junto con su amigo Nobert Ziegler, en la que publicaban mensualmente noticias de deporte para Leverkusen y para el Condado del Monte. “Alquilamos una pequeña habitación en Odenthal y luego escribíamos sobre todo lo que tenía que ver con el deporte en Leverkusen, por supuesto, sobre el fútbol en el Bayer 04, pero también sobre los numerosos atletas y campeones olímpicos de aquí”, dice Gelsdorf. “No teníamos idea de nada, pero lo hicimos todo nosotros mismos, incluso distribuimos los cuadernos. A parte del entrenamiento, tuvimos tiempo de sobra para hacerlo”.
Con el ascenso a primer entrenador en 1989, Jürgen Gelsdorf se encontró repentinamente en un dilema que no había previsto: él, un hombre ligado a su hogar y con los pies en el suelo, que nunca viajó más lejos de lo necesario, de pronto había entrado en el circo ambulante de los entrenadores profesionales. En la temporada 89/90 llevó al Bayer 04 a la quinta plaza de la Bundesliga, y por lo tanto, logró el mejor resultado del Werkself en sus diez años en la de la Bundesliga. Pero, la próxima temporada solo consiguió la octava plaza y el Bayer 04 decidió separarse de su entrenador. Fue un evento muy emocional para ambas partes. “Tuve que despedir a mi padrino de boda”, dijo el ex gerente Reiner Calmund.
Ahora pasó lo que nunca imaginó que iba a pasar: el camino de “Gelle” en el Bayer 04 llegó a su fin. “Tener que irme de aquí fue lo peor para mí, ya que tenía a mis amigos aquí y toda mi vida. Fue un golpe duro”, dice Gelsdorf. Se sintió desarraigado y desplazado, y tuvo que vagar involuntariamente. Quizás también tuvo que ver con que sus lugares de entrenamiento se ubicaron casi sin excepción en un entorno accesible: primero el Borussia Mönchengladbach, luego VfL Bochum, donde Gelsdorf tuvo una época de agotamiento, crisis y un año de descanso del fútbol tras el ascenso en 1994, y finalmente, el Fortuna Köln, el KFC Uerdingen, el FC Gütersloh, el Fortuna Düsseldorf, el VfL Osnabrück y el Rot-Weiss Essen. Aparte de los tres años en Osnabrück, donde tuvo su segundo domicilio, Jürgen Gelsdorf siempre tuvo que ir y volver desde su domicilio en el Condado del Monte y el respectivo empleador.
Él admite francamente hoy que: “A lo largo de los años he puesto mucha tensión en el entorno familiar y algunas veces me tomé demasiado en serio el fútbol”. El hecho de que en sus últimos empleos, el fútbol ya no era a un nivel profesional, no le importó nada. “Siempre me he visto como un entrenador de la Bundesliga, ya sea en segunda o tercera división, siempre he disfrutado”. Pues el éxito es relativo y está siempre en ojo del que mira. “Mi logro personal como entrenador fue que siempre recibí una llamada de otro club, pocos días después de finalizar un contrato”, dice Gelsdorf.
En octubre de 2005, llegó el reencuentro con su antiguo gran amor y, ¿cómo no?, a su vieja manera, las cosas le llegaron sin esperarlas. En este caso, en persona de Rudi Völler y Michael Reschke, que le aconsejaron, tanto con cuidado como con insistencia, hacerse cargo de las nuevas generaciones, después de que Ralf Minge dimitiera repentinamente. Posiblemente el diálogo haya sido así: Völler: “Jürgen, ¿no crees que sería el trabajo perfecto para ti?”, Gelsdorf: “No es exactamente lo que buscaba”. Völler: “Pues, entonces hazlo primero hasta el final de la temporada”.
Y él, que realmente hubiese preferido irse en búsqueda de nuevos talentos para el Bayer 04, de repente volvió a estar en una posición responsable en el Werkself. “El hecho de haber podido regresar después de casi 15 años y que ambas partes dijeron que iba a funcionar, era simplemente asombroso”, dice Gelsdorf. De repente había vuelto a su escritorio (“Como comercial no era extraño para mí”), aunque aún se sintiera como un entrenador. Finalmente estuvo, durante diez años (hasta 2015),al mando de la formación y el acompañamiento de los jóvenes talentos en las instalaciones de Kurtekotten.
Desde hace aproximadamente dos años, Gelsdorf es rentista, pero sigue presidiendo la sección de fútbol del TSV Bayer 04. Durante su jubilación anticipada, aprende a apreciar el tiempo para jugar a las cartas, hacer barbacoas con sus amigos o hacer viajes con su descapotable. “He experimentado y visto tanto con el fútbol, que no tengo la sensación de haberme perdido algo”, dijo Gelsdorf tras su despedida como jefe de las nuevas generaciones del Leverkusen. Su lema aún sigue siendo el mismo: las cosas pueden seguir llegando sin buscarlas.
Ralph Elsen