En el himno del Bayer 04 que los aficionados siempre cantan con fervor se escucha “Tenemos la Champions, tenemos la Copa y campeones de Liga lo seremos el próximo año”. Eso, como sabemos, se canta con mayor facilidad que el poder lograrlo. Desde cerca 40 años, los jugadores profesionales que traen e en el pecho el logo del Leverkusen, luchan para hacer esta promesa realidad. Hasta ahora no lo han logrado. Pero algunos estuvieron muy cerca de hacerlo. La crónica del equipo “Vereinschronik” (desde 1997) relata cinco subcampeonatos, que algunos fueron conseguidos bajo circunstancias llenas de aventuras. De igual importancia son las cinco participaciones en la Champions League, el campeonato de los equipos reyes del fútbol. Quien logra jugar aquí, tiene casi casi su pase anual para tener encuentros en la alta nobleza futbolística y asegurar su posición en el fútbol a nivel mundial.
La clasificación para participar en esta tribuna vista por millones, significa un gran avance para un equipo que, incluso teniendo dos patrocinadores globales y un título internacional, tiene renombre pero que normalmente no llama la atención. Con un entrenador incesante, el equipo puede aprovechar la oportunidad de romper la paz de las corporaciones de equipos de élite que se ha creado con el paso de los años y que se han dividido la gloria entre sí.
Cinco subcampeonatos que en papel se ven como un buen balance. Por lo tanto ¿cinco historias de éxito?. Sí y no. Unos lo dicen de una manera y otros de otra. La calificación no es claramente positiva como se podría pensar en el primer vistazo. Dos comentarios reflejan el ancho espectro de las opiniones. Por un lado está la del holandés ex jugador del Bayer y actual comentador deportivo de Sky, Erik Meijer, cuya expresión pintada en piedra recibe y acompaña a los aficionados en la entrada F1 del estadio BayArena. “Nada es peor que el segundo lugar”. Por el otro lado, la declaración igual de dramática como la anterior, es la del entrenador por muchos años del Bayer 04 Reiner Calmund. “Cuando me aseguren que en los próximos años me garantizan el segundo lugar, entonces lo firmo con mi propia sangre”. Aquí habla el patrón del equipo con miras a una seguridad de planeación, de deber y poder, que le exige su pasión rojinegra por el fútbol. Ahí la siempre presente ambición del hombre por el deporte.
La interminable cacería por la mágica y dorada estrella dorada en la camiseta, que no tiene ningún nombre pero que perdura los años, introdujo a los aficionados del Leverkusen a la más tarde época denominada bajo el nombre “Vizekusen” o “beso de subcampeón”. El juego de palabras también se da debido a la envidia en todas partes en la industria. Los aficionados del Bayer modificaron en algún momento los gritos en el Estadio de la República (ustedes nunca serán campeones alemanes) con ironía y así quitarles el poder a los rivales. En la próxima oportunidad se prometieron otra cosa mutuamente “... pero lo seremos el próximo año”.
Los inicios del “Vizekusen” se relaciona con la palabra “justamente”, una usada a menudo y con frecuencia en el fútbol. Justamente...en el verano de 1996 el equipo apuntó al carismático entrenador Christoph Daum. Justamente...a finales de la totalmente abollada temporada en la cual el equipo se salvó por un pelo del descenso con un gol inolvidable de Markus Münch en el partido decisivo frente al Kaiserslautern, sembraron los cimientos para un posterior auge, que en ese momento nadie lo podía tomar en serio.
Daum en ese entonces de 42 años, que en su época en Colonia había atraído la atención del público como recién llegado al mundo de los negocios a través de ataques contra la poderosa jerarquía bávara, contratado bajo la recomendación de los títulos de campeón del Stuttgart y el Besiktas Istanbul, ya había demostrado como se hacía. Su promesa inicial al empezar su servicio, de que el estadio Haberland viviría “fiestas futbolísticas”, motiva a Jürgen von Einem, el comisionado deportivo del Bayer AG, a respirar con tranquilidad: “Finalmente, el fin de la intrascendencia”.
Daum y sus muchachos cumplieron su promesa. El equipo consiguió 15 victorias en casa y fueron contendientes por el campeonato hasta la penúltima jornada. Al final el equipo de Múnich se quedó dos puntos arriba del equipo desafiante del río Rin, quienes habían perdido el 9 de marzo de 1997 de forma sensacional en el río Dünn. El Bayer 04 es segundo. Ulf Kristen, que era garantía de gol, anotó 22 veces en la red contraria, una más que su rival Toni Polster, llevándose el trofeo de la revista Kicker, con forma de cañón, por ser el goleador. El primer subcampeonato. De repente se es alguien en la esfera de la Bundesliga. Es un “Año Superlativo”, en eso coinciden Calmund y el gerente deportivo Kurt Vossen.
La nueva racha de subcampeonatos llegó en 1998/99. De nueva cuenta es Daum y compañía frente al Bayern de Múnich. En esta ocasión las condiciones están claras desde la jornada 1. Con el “mejor equipo que el Bayern de Múnich haya tenido” (Franz Beckenbauer) y bajo la dirección de Ottmar Hiztfeld, la “Estrella del Sur” se colocó rápidamente en la cima de la tabla y ahí se quedó. Al final la tabla mostraba 15 puntos de ventaja sobre el Bayer 04, que a partir de ahora jugaría bajo el nombre “Bayer 04 Leverkusen Fußball GmbH"; en el bonito BayArena y con algunos planes futuros.
El curso del siguiente intento de lograr deshacerse del voluminoso prefijo “sub" desde el primer salto y ser finalmente celebrado como un campeón sin restricciones, recuerda a una épica tragedia y para los simpatizantes del Bayer 04 bajo el hashtag “Haching” sigue haciendo daño en la consciencia. El 20 de mayo del 2000, la final de la temporada del milenio 1999/2000, hizo que nuestro equipo y sus aficionados vieran como todas sus más grandes euforias colapsaran y se convirtieran en sus peores decepciones. Las imágenes de los perplejos jugadores y aficionados dieron la vuelta al mundo y se quedaron profundamente grabadas en los recuerdos de los no habitantes de esta ciudad.
Con tres puntos de ventaja partía el equipo, los cuidadores y los aficionados rumbo al último partido de la temporada. El destino era el centro deportivo de Unterhaching frente a las puertas de Múnich. ¿Qué tenía que pasar ahí?. El equipo local recién ascendido había dado por perdida la Liga desde un inicio y probablemente no causaría muchos problemas. Aunque los perseguidores, el Bayern de Múnich, tienen mejor diferencia de goles en comparación con los de Renania, se encuentran antes del partido en el Estadio Olímpico contra el Werder Bremen con tres puntos abajo de diferencia. Por encima de todo, la gente de Bayer conocen las ventajas que tienen para mantener las cuentas en sus propias manos, mientras que el rival depende de la ayuda de los vecinos. La cosa parece grabada. Los aficionados del Leverkusen celebran a sus héroes, demasiado pronto.
El favorito actúa muy nervioso y arruina su aparición con 0-2. A pocos kilómetros de distancia, el Bayern de Múnich gana 3-1 contra el Werder Bremen e incluso ellos son los más desconcertados, ya que pueden celebrar su título número 16. El verdadero “Meisterschale” (trofeo de campeón) se encuentra en el municipio de Haching y no se necesita. El campeón recibe por ahora una copia. El Bayer 04 es finalmente "Vizekusen" (subcampeón). ¿Qué valor tiene el segundo lugar en este momento?. El camino a casa se hace bajo estado de conmoción.
El adicto al fútbol Toppmöller y su terna de asistentes Peter Hermann, Ralf Minge y Toni Schumacher enviaron a la cancha en la temporada 2001/02 una gama de jugadores individuales, jugadores que juegan en equipo y de líderes, que en fascinantes actuaciones sorprenderán a los expertos y aficionados, silenciando a los eternos sabelotodos.Pasando por Lucio a Jens Nowotny, de Carsten Ramelow a Zé Roberto, de Michael Ballack a Bernd Schneider “el brasileño blanco” y de Ulf Kirsten a Dimitar Berbatov junto con los demás presentaban frente al vibrante ambiente del BayArena un equipo con su propia identidad. Estos muchachos querían solo jugar. Y eso con el balón y menos contra el balón. Aquí había una gran oferta deportiva.
¿Vino espumoso o agua mineral? Los días de decisiòn a principios de 2002 son inolvidables. Primero se trata sobre el cascarón. ¿Quién será el campeón de la liga alemana? ¿Quién releva al Bayern de Múnich?. El Borussia Dortmund, que son legítimos perseguidores o los aspirantes del bayer 04? Los de Westfalia o los de Renania. El fútbol del oeste arde.
La jornada 32 será crucial. El Bayer 04 con su colchón de cinco puntos de ventaja frente al Borussia Dortmund, tiene su deber en casa frente al Werder Bremen. El Borussia Dortmund tiene al casi ya descendido Colonia de visita. Sobre el BayArena el sol de abril rompe su curso. “Un día para convertirse en campeones de liga”, apunta el escritor del periódico “Süddeutsche Zeitung”. De eso nada. Los de casa la pasan mal y se ven en apuros tras un tiro de Lisztes. Zé Roberto anota el empate, luego el portero Hansjörg Butt falla un penal.
Ahora comienzan cinco minutos memorables. En el tablero electrónico se encuentra la evidencia de que el Colonia había empatado en Dortmund. Bajo este marcador el once del Bayer necesitaba un gol, para aumentar la ventaja a siete puntos y asegurar su primer campeonato. La gran meta se posaba tan cerca frente a los ojos del equipo, que se entregó sin condiciones hacia adelante aun cuando el reloj todavía marca que falta media hora para el descanso. En los últimos cinco minutos Ailton concretó una contra del Werder para el 1-2, mientras que los negro amarillos gracias a un penal celebraban. La diferencia de goles disminuye a 2. El Dortmund ganó sus dos partidos restantes (en Hamburgo y frente al Bremen), mientras que el Bayer 04 desaprovechó su siguiente viaje de trabajo (en Nürnberg 0-1). La sobrecarga de las últimas semanas es comparable a la que se tiene cuando se baila sin parar en una boda. La victoria frente al Hertha 2-1 tiene un sabor amargo. Ni siquiera reconforta.Otra vez segundos. Otra vez el maldito “beso de subcampeones”.
“El Bremen fue el punto clave para el equipo”, dice Reiner Calmund al recordar, “esta interrupción no debía de haber llegado, y el equipo debió de haberse comportado de forma más inteligente”.
El segundo golpe también fracasó. El bonito sueño de volver a tener la Copa DFB en las estanterías del BayArena por segunda ocasión después de 1993 se reventó con el 2-4 en el Estadio Olímpico de Berlín contra el Schalke 04. La derrota así de inesperada impresionó incluso al entrenador. Entre lágrimas intentó dar un consejo a los también acongojados aficionados que lo acompañaban: “¡Vayan a darle una bofetada a alguien. Eso es lo que yo haré hoy!”.
Duele hasta la última fibra, pero aun quedaba algo por ganar. El precio es muy alto. Se trata nada más y nada menos que de la “orejona”, el trofeo con mayor valor para los mejores equipos de fútbol de Europa. Entonces rumbo a Glasgow. “Fiiinaaal”. Bien y de buenas 10,000 aficionados de la ciudad de Leverkusen y los alrededores partieron rumbo a la metrópoli escocesa. En el legendario estadio Hampden-Park quieren el 15 de mayo de 2002 vivir un partido para la posteridad y estar ahí, cuando gracias a una victoria frente al Real Madrid, frente “al cisne blanco” se pueda sacudir por fin la vergüenza de Haching.
¿Qué aconteció? ¡Pues algo bonito!. Los muchachos de la ciudad alemana de Renania jugaron con el corazón y sacando todo el coraje. En frente de las miradas mundiales de los aficionados al fútbol, mostraron una fiesta futbolística frente a los favoritos, no solo jugando al mismo nivel, sino incluso por momentos superándolos y – perdieron. Raúl anotó un gol de volea, Lucio lo empató y Zinedine Zidane marcaba el 2-1 para el Real Madrid con un gol estilo Lars-Ricken, una anotación que hace inmortal al tirador en ese lugar.
¡Silbatazo! ¡Fin! Esto no puede ser cierto. De nueva cuenta hay confeti y felicitaciones, de nueva cuenta los mejores deseos y ánimos envueltos como de regalos para el equipo perdedor. Pero de nueva cuenta ningún papel con membrete. Algunos se preguntan si el exultante tren del triunfo en el fútbol europeo no se alcanza por este camino. Cualquiera que trate de consolarse de esta manera sabe, por supuesto, que esta sentado en una bella ilusión
Meinolf Sprinkl, el que era en ese entonces el comisionado deportivo del Bayer recuerda ese momento de forma positiva: “ Las personas firmaron la paz con el Bayer 04” (cita de la entrevista “11 amigos”).
Algo similar ocurre con los los inminentes protagonistas . El entrenador Klaus Toppmöller lo ve desde un aspecto práctico: “No podía entender a los críticos que nos etiquetaban como perdedores. No soy alguien que quiere títulos a la fuerza, eso me parece gracioso. ¿A dónde se va uno con tanto traste de plata...?”. Y el artista del balón “Schhnix” Schneider comenta su tercer puesto en la votación de “Futbolista del Año 2007” con ironía: “Importante el no quedar segundo...”.
El Bayer 04 pudo sumar otra experiencia al fenómeno de los sub campeonatos al final de la temporada 2010/2011. Claro que en comparación con la última vez las circunstancias fueron muy distintas. El Werkself bajo el mando del exitoso entrenador Jupp Heynckes no tenía la clase que el equipo pasado. Si bien Michael Ballack había regresado al BayArena después de 8 años en un traspaso sin costo, el “Capitano” había arrastrado por mucho tiempo las consecuencias de una lesión. Al final con la vestimenta del Bayer 04 se convirtió en subcampeón por tercera vez. El Bayer 04 tenía 68 puntos en la clasificación, siete detrás del Dortmund y tres más que el Bayern de Múnich. Puesto 2. Otra vez. Por quinta ocasión.
Las ansias de conseguir la estrella siguen firme. La cacería continúa. Pero este camino no será fácil. ¿Quién mejor que nosotros para saber sobre esto?.